La detección de SARS-CoV-2 se basa en la identificación de ARN viral de muestras respiratorias mediante RT-PCR. En la actualidad, el método estándar para la detección de la infección SARS-CoV-2 es el que incluye el frotis nasofaríngeo, pero existen otras alternativas (hisopado nasal, hisopado orofaríngeo o saliva) cuya sensibilidad y especificidad se encuentran en debate.

 

Figura 1. Diferentes métodos de toma de la muestra: hisopado nasal, hisopado nasofaríngeo e hisopado orofaríngeo.

 

Sin embargo, el uso de hisopado nasofaríngeo presenta ciertos inconvenientes como son la necesidad de un gran número de personal especializado y, a menudo, la escasez de hisopos, lo que se traduce en una mayor carga económica y logística para el sistema sanitario. Asimismo, supone un riesgo de transmisión viral para la persona que realiza la muestra. Respondiendo a la necesidad de encontrar un método más simple y menos invasivo, surge la saliva como candidato para la recolección de la muestra. El uso de saliva para el diagnóstico de SARS-CoV-2 presenta diversas ventajas: la simplicidad de la recolección de la muestra, la reducción del riesgo de transmisión del virus al personal sanitario y la menor molestia para el paciente. El uso de muestras alternativas al hisopado nasofaríngeo, abre el debate sobre la fiabilidad y sensibilidad que presentan, en este caso, la muestra de saliva para el diagnóstico de SARS-CoV-2.

De forma general, los test de saliva parecen presentar una menor sensibilidad comparado con el uso de hisopado nasofaríngeo.  En un estudio publicado en la Infectious Diseases Society of America se evidencia una sensibilidad menor en la detección del virus usando como muestra la saliva. Concretamente, los hisopos nasofaríngeos fueron un 17% más sensibles que la saliva en número de positivos detectables. Además, se vio una mayor diferencia de sensibilidad entre ambos métodos de recolección de la muestra. Especialmente, si el individuo enfermaba más tarde, de forma que la diferencia de sensibilidad fue de un 6% en muestras recogidas durante los primeros días de la enfermedad y del 20% en muestras recogidas a partir de la segunda semana de la enfermedad.

Por tanto, hasta el momento, no hay suficientes evidencias para considerar a la saliva como alternativa válida al hisopado nasofaríngeo para la detección del virus. Si bien se ha visto que el hisopado nasal, más cómodo para el paciente, presenta una sensibilidad equiparable al hisopado nasofaríngeo. Se puede utilizar el hisopado nasal, así, como una alternativa fiable al método estándar de diagnóstico de la enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2.